martes, 17 de abril de 2018

El último adiós

Pasé tanto tiempo sentado a que vinieras que olvidé que era un hombre.

Lo nuestro ya había terminado hacía mucho, pero la última vez que lo sentí vivo fue cuando me contabas tus libertinajes, y tus manos entrelazaban las mías. Yo me mantenía quieto, escuchando, por el bien de la amistad procurando no parecer molesto. No sé si tu afilado instinto de psicóloga notó algo, pero por dentro estaba descompuesto. Fue tal el punto que esa tarde me despedí, pero la noche te traía constantemente y no aguanté y te bloqueé de mis redes sociales esa madrugada. Por algún casual tú estabas despierta esa madrugada. No fue sencillo decir ese primer adiós, obviando al primero de todos, en el que nuestra relación estalló por los aires (o lo que quedaba de ella, luego me enteré de que ya no me querías). No fue sencillo dar ese adiós, pero lo di.

No duró mucho, semanas después quería volver a saber de ti y tú me abriste tus puertas. Teníamos una amistad cordial, ya no era tan cercana como antes, pero existía un contacto. Esa vez que entrelazábamos nuestras manos fue la última vez que te vi. En medio de nuestras breves y comedidas conversaciones surgió la idea de volvernos a ver. Me emocionaba la idea, sólo que la encontraba "extraña" teniendo en cuenta el tiempo que llevábamos sin vernos. Fue entonces cuando empecé a cometer el error que hoy doy por perdido, pero que lo determinó todo: me interesé por ti, te saludaba los buenos días, te deseaba un buen provecho, pero las respuestas dejaron de aparecer. Me mosqueé, empecé a preguntarme qué pasaba, sin reparar ni un momento en lo absurdo de estar haciéndome esas preguntas cuando hacía marras lo habíamos dejado. La consecuencia fue inevitable, me obsesioné. Te pedí cuentas, fuiste muy altiva con tus respuestas, no dejaste modo de réplica, estabas decidida a borrarlo todo. Mi único desahogo fue un estado de Facebook en el que no hablé de ti, hablé de sentimientos, los míos en particular: el olvido y el abandono.

Poco tiempo después te quise pedir perdón por todo lo pasado, pero tu respuesta fue más altiva si cupiere, te sentiste aludida por ese estado de Facebook y, cómo no, ofendida. Desde entonces quise respetar tu espacio, te escribí una vez más diciendo que jamás te olvidaría porque significaste mucho para mí. No obtuve ninguna respuesta, dejé que pasara tiempo, lo último que te dije, y de lo que esperaba una respuesta fue de esta canción:




No hubo más respuestas, lo único que interpreté era que ya no querías saber nada más de mí. Recurrí al viejo recurso del bloqueo, por fin hubo palabras, pero hacía mucho habían dejado de ser amables. Nos dijimos adiós por última vez, pero no te mentía cuando te dije que a ti no te olvidaría, y si se da el caso de que a ti sí se te olvide, aquí estará esta lista de recordatorio: 
  • Por tu primera vez
  • Por la segunda y por todas ellas que nos volvíamos locos en la cama.
  • Por esos helados del McDonalds que te encantaban y que yo me comía también aunque prefería tomarme una cerveza.
  • Por esa superficie de alguna mesa del KFC que podía servir para tocarnos las manos o como campo de debate, o de batalla (en el peor de los casos).
  • Por las mesas del Ché, bien atendidas por nuestro amigo el haragán.
  • Por la vez que partimos las tablas de mi cama, recordemos el por qué.
  • Por la vez que me visitaste de madrugada, en la que vestías el vestido que más me gustaba, y nos acabamos acostando en el coche en frente de mi casa.
  • Por los 'spas', los hoteles de buffet libre y hasta por el viaje a Castellón.
  • Por la magia de Toledo y de aquel apartamento donde daban ganas de quedarse a vivir.
  • Por el dolor de Madrid.
  • Por todos los dolores que no quise causarte, pero que eran imposibles de evitar dada tu posición.
Por todas esas cosas creía que valdría la pena no olvidar y aguantar, a riesgo de olvidarme que soy un hombre. Sin embargo, ya lo dijeron los Rolling: "You can't always get what you want", no siempre puedes tener a lo que quieres. Este es el último adiós. Te prometo que no te molesto más. Aunque no vayas a leer todo esto, y este blog sea una lista de promesas rotas. Yo ya me voy, y no, no te olvidaré ni tampoco te molestaré.

No hay comentarios: